sábado, 19 de septiembre de 2015

El verdadero Adam Smith


Es realmente curioso bucear en los libros de Adam Smith, “padre” de la economía moderna y releer las razones que le llevaban a apostar por un sistema económico liberal. No era ciertamente su opción por los empresarios, a los que realmente despreciaba. Leamos aquí un pequeño extracto de uno de sus libros escrito hace más de dos siglos:

“Cualquier propuesta de una nueva ley que provenga de los empresarios debe siempre ser considerada con la máxima precaución. Tienen generalmente un interés en engañar e incluso oprimir a la comunidad, y de hecho la han engañado y oprimido en numerosas oportunidades”
“Es raro que se reúnan empresarios del mismo sector, aunque sea para distraerse y divertirse, y que la negociación no termine en una conspiración contra el público o en alguna estratagema para subir los precios”

Es natural que dijera esto ya que la competencia entre los empresarios es la base del liberalismo económico y es lo que supuestamente garantiza que se produzcan los bienes y servicios de mejor calidad y al mejor precio. De hecho, esa misma competencia es también la base de que los salarios de los trabajadores puedan ser unos salarios dignos. Así lo expresa Adam Smith:

“Los empresarios están siempre y en todo lugar en una especie de acuerdo, para no elevar los salarios… A veces entran en acuerdos para hundir los salarios. Estos acuerdos se hacen  en contra del interés general de la sociedad y con el máximo secreto.”

Leyendo estas palabras de Adam Smith, uno no puede dejar de preguntarse qué opinión tendría hoy de los banqueros o de los monopolistas del sector eléctrico español.

Tampoco optaba Smith por los ricos. De hecho, es difícil encontrar en la literatura universal palabras tan severas como las que Adam Smith lanza contra los ricos, a los que continuamente tilda de seres egoístas, ambiciosos y sin escrúpulos.  Él opta radicalmente por los trabajadores. Así lo expresa:

“El interés general de la sociedad se haya estrechamente ligado al interés de los trabajadores. Lamentablemente, la voz de los trabajadores nunca es escuchada”.

Leer esto desconcierta porque estamos acostumbrados a ver a los ricos, a los empresarios y a todas las clases privilegiadas defender sus privilegios basándose en las ideas de Adam Smith. Es obvio que no se han leído sus libros. ¿Pero cómo hemos llegado a esta paradoja?

Sigamos leyendo a Adam Smith:
Los ricos, por su natural egoísmo y rapacidad, siguiendo únicamente sus vanos e insaciables deseos, contratan a miles de personas, dividiendo así con los pobres el fruto del trabajo. De esta manera los ricos son llevados por una mano invisible a que progrese el interés de la sociedad”.

Es decir, Adam Smith plantea que podemos ser capaces de utilizar la insaciable avaricia de los ricos en favor de la sociedad, ya que supuestamente no pueden aumentar su riqueza sin contratar cada vez a más gente. Y, siguiendo con la teoría liberal, al contratarles, se les da la posibilidad de vivir una vida digna. El lector se preguntará ahora cómo una persona inteligente como Adam Smith podía defender un sistema en el que unas personas acumulaban sin límite y otras personas simplemente “sobrevivían”. Leámosle:

"En lo que constituye la verdadera felicidad de la vida humana, los trabajadores pobres no están, en ningún aspecto, en una situación inferior a aquellos que parecen estar por encima de ellos”.

De nuevo nos vuelve a sorprender. Resulta que Adam Smith defendía que no era necesario mucho para ser feliz y que aquellos que triunfaban en la aventura del dinero se convertían en los seres más infelices. De hecho, con respecto a la posibilidad de que alguien por un golpe de fortuna se hiciera rico decía:

“Cualquier hombre que por algún golpe repentino de la suerte es levantado a una condición de vida muy por encima de lo que solía tener, en poco tiempo pierde sus viejos amigos y no siempre adquiere nuevos. Si la parte principal de felicidad humana proviene de la conciencia de ser amados, estos bruscos cambios de fortuna rara vez aportan mucho a la felicidad”.

Y sobre aquellas personas que trabajan dura y honestamente toda su vida para hacerse ricos decía:

“La persona que decide ser rico a base de trabajo, tiene que trabajar tanto que la fatiga de cuerpo y ansiedad de mente que acumula en el primer año, de hecho en el primer mes de su trabajo, es mayor que la fatiga y ansiedad que hubiera acumulado durante toda una vida vivida de manera “sencilla”. Cuando ya es viejo y por fin rico, en su corazón maldice su propia ambición, y envidia en vano la facilidad y ociosidad de la juventud, placeres que se han ido para siempre, habiendo sido tontamente sacrificados por algo que no le da ninguna satisfacción real ahora que lo tiene. Así es como ven las cosas las personas ricas que terminan dejándose llevar por la depresión y que no dejan de preguntarse por qué son tan infelices”.

Podemos decir muchas cosas de Adam Smith, pero ciertamente no podemos llamarle “materialista”. Así que uno se pregunta ¿Qué pensaría hoy del consumismo actual? Y aún se pregunta con más curiosidad ¿Cómo es posible que los que hoy defienden la cultura consumista lo argumenten citando las teorías de Adam Smith?


En resumen, el padre de la economía liberal optaba por utilizar la avaricia de los ricos para conseguir que todo el mundo tuviera un empleo y una vida sencilla que le permitiera vivir digna y felizmente, quedando únicamente fuera de esta situación de felicidad los ricos que, guiados por su propia avaricia, tiraban su vida por la ventana condenándose a una vida de infelicidad. Esta es la raíz del liberalismo económico. 

El contenido de este post no es para defender el liberalismo económico, que no lo defiendo, sino para desenmascarar la hipocresía de la mayor de la gente que supuestamente lo defiende.

sábado, 3 de marzo de 2012

La riqueza de las naciones

"La riqueza de las naciones". Así se titulaba el libro que escribió el filósofo Adam Smith en 1776. Este libro es considerado la base de todo el pensamiento económico actual. De este libro surgen todas las teorías económicas actuales, tanto de derechas como de izquierdas (marxismo, liberalismo, keynesianismo). Invito al lector a seguir leyendo porque no vamos a hablar de ideologías políticas en este blog.

Smith es para la economía lo que Abraham fue para las religiones (Abraham es considerado por el judaísmo, por el cristianismo y por el Islam como el gran patriarca). Invito al lector a seguir leyendo porque no vamos a hablar de religiones en este blog.

¿Qué hizo Abraham que fue tan determinante?. Decidió obedecer a Dios hasta el punto de estar dispuesto a sacrificar a su hijo con tal de cumplir con su voluntad. Abraham se consideraba pequeño e inútil ante Dios y consideraba que su propia ética, sus valores y el inmenso cariño que le tenía a su hijo no eran nada en relación con la inmensidad de Dios. Luego ya sabemos que acaba bien y que Dios le dice que deje de hacer el idiota... Pero lo importante de la historia es que la voluntad de sacrificar a un hijo por complacer a Dios es el cimiento de las grandes religiones monoteístas.

Siguiendo el paralelismo nos preguntamos ahora ¿Cuál fue el sacrificio que hizo Smith? ¿Qué hizo para que todos los economistas y políticos del mundo de todas las tendencias hayan cimentado sus teorías sobre su análisis?. Smith sacrificó en ese libro lo que más adoraba, lo que había movido toda su vida: La ética.

Quizás al lector le haya llamado la atención cuando al inicio hemos catalogado a Smith como un filósofo. Así es, era un filósofo, uno de esos que dedican su vida simplemente a buscar la verdad. Smith era un filósofo, no era un economista, ni un político, ni mucho menos un hombre de negocios (estaba lejísimos de todo eso). Él estaba particularmente obsesionado en estudiar asuntos relacionados con la moral y se pasó la vida escribiendo sobre ética, sobre valores humanos, etc... Se interesaba por la bondad, la solidaridad, el amor por el prójimo, etc... y escribía libros y libros sobre todo esto. Le gustaba escribir cosas como esta:

"El sentir mucho por los demás y poco por nosotros mismos, el restringir nuestros impulsos egoístas y fomentar los benevolentes, constituye la perfección de la naturaleza humana"


O como esta:

"Todos los miembros de la sociedad humana necesitan de la asistencia de los demás… Cuando la ayuda necesaria es mutuamente proporcionada por el amor, la gratitud, la amistad y la estima, la sociedad florece y es feliz"


Pero un día hizo dos descubrimientos que cambiarían su vida y, de paso, la de todos nosotros para siempre. El primero fue que la bondad y el verdadero interés de las personas estaban alineados, o lo que es lo mismo, que los buenos en el largo plazo eran mucho más felices que los malos. Su manera de expresarlo fue esta:


"La avaricia y la injusticia son siempre miopes y no perciben su verdadero interés a largo plazo"


¿Y el segundo descubrimiento?. El segundo descubrimiento fue que se daba cuenta que cuando a la gente le hablaba de ética (la gran pasión de Smith) nadie le escuchaba, mientras que si les hablaba de lo que les convenía de verdad, entonces la gente prestaba mucha atención.


¿Que decidió? Pues decidió no hablar nunca más de ética. A partir de ese día hablaría solo de lo que de verdad le convenía a la gente. Si en todos los libros anteriores había hablado de lo que estaba bien o lo que estaba mal, en este último libro "La riqueza de las naciones" hablará solo de lo que le conviene a la gente, de lo que le conviene a los países, etc... Y claro, como él pensaba que lo que de verdad le convenía a la gente era "ser bueno", pues empezó a decir a los empresarios que no emplearan esclavos, que eran mucho más productivos los hombres libres y a decirles a los ingleses que dejaran tranquilos a los colonos americanos, que lo que mejor le convenía a Inglaterra era una colonia próspera. En fin que empezó a decir cosas que hoy solo diría la madre Teresa de Calcuta pero diciendo que eso era lo que más les convenía.

Y así, sacrificando su gran pasión (hablar de ética) fue como consiguió ser escuchado.

Bueno ¿y qué más decía en el libro este señor?. Pues, aparte de decirle a todo el mundo que hicieran lo que de verdad les convenía (es decir que se comportaran bien), pues decidió pensar cuál era la mejor forma de organizar la economía para que todo el mundo tuviera el dinero suficiente para vivir y ser feliz.

Por eso llamó al libro "la riqueza de las naciones" porque quería conseguir esa riqueza para todos los habitantes de la tierra y así, dar la oportunidad a todos de ser feliz.

Llegados a este punto, el lector se preguntará ¿Por qué este blog se llama "las naciones de la riqueza" en lugar de "la riqueza de las naciones"?. Pues la respuesta es sencilla. En el pasado los filósofos se interesaban por conseguir la riqueza necesaria para ser feliz. Hoy es la riqueza la que nos posee a nosotros. Hoy es la riqueza la que posee a las naciones. La riqueza ya no es un medio para ser feliz sino el fin y último propósito de todo. Gran error.

En futuras entradas al blog me gustaría escribir sobre como pretendía Smith que todos los habitantes de la tierra tuvieran el dinero "necesario" para ser plenamente felices y cual era ese nivel "necesario".

Y es que Smith pensaba que con poco dinero se podía ser plenamente feliz, igual de feliz que con todo el dinero del mundo. Él, en su vida personal, decidió optar por la primera opción, supongo que a igualdad de resultados, le resultaba más sencilla...

Él expresó este convencimiento de la siguiente manera:

"En lo que constituye la verdadera felicidad de la vida humana, los pobres no son, en ningún aspecto, inferiores a aquellos que parecen estar por encima de ellos" (en el contexto en el que lo dice, debemos considerar como "pobres" a los "asalariados").

Podremos estar de acuerdo o no con él, pero desde luego, a Adam Smith, al que llaman "el padre del capitalismo", no se le puede acusar de "materialista".

Espero que haya sido de vuestro interés...